Hábitat


El lobo habita en gran parte del hemisferio norte, lo que significa haberse adaptado a una gran variedad de entornos ecológicos, desde zonas de frío extremo, hasta áreas semi-desérticas, pasando por bosques, campos, e incluso áreas cercanas a las playas. Las necesidades territoriales del lobo prácticamente se reducen a la cercanía de una fuente de agua, la disponibilidad de alimento, y refugios naturales en los que descansar.
Al establecer sus territorios, los lobos evitan luchas con otras manadas; los lobos solitarios evitan  el contacto con las manadas, situándose en zonas intermedias. 

El  lobo marca el  territorio que habita, lo que no debe confundirse con el terreno total que transita, pues a veces puede recorrer  de 60 a 90 kilómetros al día buscando alimento. La extensión y localización del territorio depende tanto del número de miembros de la manada, como del movimiento y comportamiento de su presa principal, aunque, por lo general, es mayor a medida que se avanza hacia el norte. La ubicación, o las fronteras de los territorios pueden variar si se producen agresiones entre manadas, si crece la población, o si se divide una manada, así como por incidencia directa o indirecta del hombre.

El conocimiento del territorio permite a los lobos ocultarse refugiarse rápidamente en caso de necesidad, y facilita la caza de las presas.  El uso del mismo puede variar también con los cambios estacionales, por seguimiento de la presa principal, o, por ejemplo, permaneciendo la manada más cerca de la guarida en primavera, y alejándose más de este punto a mediados de otoño, cuando los cachorros ya son fuertes para seguir a sus mayores.

Desde finales de primavera, hasta principios de otoño, las manada puede alejarse de las madrigueras, para encontrarse en los llamados "puntos de encuentro". Los cachorros se han desarrollado lo suficiente para no depender de la madriguera,  pero hasta que no sean capaces de seguir a los lobos adultos , les esperarán en esta segunda ubicación.
La madriguera puede servir de refugio, pero su función principal es ser el lugar dónde la madre loba da a luz a sus crías. 

Cuando son los lobos los que excavan la madriguera, a la pequeña entrada -permite sólo el paso a la hembra embarazada-, le sigue un túnel que puede extenderse desde pocas decenas de centímetros de profundidad hasta seis metros. Al final se hallará una cavidad algo mayor que esta galería; dónde se producirá el parto. Pero además de excavar sus propias madrigueras, los lobos pueden buscar refugios naturales (cavidades rocosas, grandes troncos, etc) o ampliar algún refugio abandonado por otros animales. En ocasiones, una manada puede tener varias madrigueras en un mismo territorio, reutilizables de año en año, o como segunda opción si hay que trasladar a las crías cuando el peligro acecha.


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